La nueva normativa obliga a todas las empresas de juego a través de Internet a operar desde España con un dominio '.es'.
Es el 1% del PIB, da trabajo a 100.000 personas, reporta 5.000 millones de euros en impuestos y mueve 30.000 millones al año. Se trata del juego en España, un sector que a partir de hoy sufrirá una de las mayores revoluciones de su historia.
Se trata de la ordenación del juego 'online' en nuestro país, un campo en el que muchas empresas operaban desde paraísos fiscales y de forma alegal. A partir de ahora, sólo podrán ofrecer este entretenimiento la cincuentena de empresas que han obtenido las licencias que ha dado el Estado: apuestas deportivas, juegos (póquer, ruleta, bingo...) y concursos de 'call tv' o SMS.
Todas deberán pasar por la caja de Hacienda (pagarán un 25% de impuestos por los aproximadamente 500 millones de euros que ganarán este año) y las que operen sin autorización se enfrentarán a 50 millones de euros de multa.
¿Qué cambia para los usuarios?
Aquellas personas que nunca han jugado no tendrán de qué preocuparse, pero los 600.000 españoles que apuestan en la actualidad 'online' notarán muchos cambios. "Tendrán que cerrar su cuenta '.com' y abrir una nueva en un dominio '.es'. Además, tendrán que volver a descargarse el software de la aplicación", dice Gino Appioti, presidente de PokerStars para el sur de Europa.
Pero hay más. Ya no se podrá jugar (por ejemplo en el caso del póquer) contra usuarios de otros países y se tendrán que pagar impuestos cuando se retire el dinero de la cuenta (evidentemente, a partir de una cierta cantidad).
Esta situación ha hecho que muchos jugadores profesionales se hayan ido de España. Las claves son dos. Por un lado, afirman que al sólo jugar españoles, las mesas tendrán menos nivel, menos premios y tardarán más en llenarse. Por otro lado, en otros países, como el Reino Unido, sólo pagan impuestos las empresas y no los jugadores.
A cambio, habrá más garantías.
"Imagina que ganas un gran bote y una empresa con sede en Gibraltar se niega a pagártelo. ¿Vas a ir a Gibraltar a reclamárselo?", afirma Luis Miguel Cabeza de Vaca, de Codere. Ahora, todas las empresas operarán desde España y deberán haber depositado una garantía de dos millones de euros.
Recorte al doble rasero
La nueva norma pone fin a la prohibición que tenían las empresas nacionales de publicitarse (un bingo no podía poner un anuncio en un periódico), mientras que las extranjeras podían, por ejemplo, patrocinar a equipos de fútbol.
Además, las compañías que operaban desde fuera de nuestro país deberán tributar de forma retroactiva (se calculan unos 175 millones en total). Las diferencias continuarán, en cambio, entre el juego 'online', que pagará un 25% de impuestos, y el tradicional, que tributará más (los bingos pagan un 50%). Todas estas empresas harán ahora juego, pero también facturas.
Es el 1% del PIB, da trabajo a 100.000 personas, reporta 5.000 millones de euros en impuestos y mueve 30.000 millones al año. Se trata del juego en España, un sector que a partir de hoy sufrirá una de las mayores revoluciones de su historia.
Se trata de la ordenación del juego 'online' en nuestro país, un campo en el que muchas empresas operaban desde paraísos fiscales y de forma alegal. A partir de ahora, sólo podrán ofrecer este entretenimiento la cincuentena de empresas que han obtenido las licencias que ha dado el Estado: apuestas deportivas, juegos (póquer, ruleta, bingo...) y concursos de 'call tv' o SMS.
Todas deberán pasar por la caja de Hacienda (pagarán un 25% de impuestos por los aproximadamente 500 millones de euros que ganarán este año) y las que operen sin autorización se enfrentarán a 50 millones de euros de multa.
¿Qué cambia para los usuarios?
Aquellas personas que nunca han jugado no tendrán de qué preocuparse, pero los 600.000 españoles que apuestan en la actualidad 'online' notarán muchos cambios. "Tendrán que cerrar su cuenta '.com' y abrir una nueva en un dominio '.es'. Además, tendrán que volver a descargarse el software de la aplicación", dice Gino Appioti, presidente de PokerStars para el sur de Europa.
Pero hay más. Ya no se podrá jugar (por ejemplo en el caso del póquer) contra usuarios de otros países y se tendrán que pagar impuestos cuando se retire el dinero de la cuenta (evidentemente, a partir de una cierta cantidad).
Esta situación ha hecho que muchos jugadores profesionales se hayan ido de España. Las claves son dos. Por un lado, afirman que al sólo jugar españoles, las mesas tendrán menos nivel, menos premios y tardarán más en llenarse. Por otro lado, en otros países, como el Reino Unido, sólo pagan impuestos las empresas y no los jugadores.
A cambio, habrá más garantías.
"Imagina que ganas un gran bote y una empresa con sede en Gibraltar se niega a pagártelo. ¿Vas a ir a Gibraltar a reclamárselo?", afirma Luis Miguel Cabeza de Vaca, de Codere. Ahora, todas las empresas operarán desde España y deberán haber depositado una garantía de dos millones de euros.
Recorte al doble rasero
La nueva norma pone fin a la prohibición que tenían las empresas nacionales de publicitarse (un bingo no podía poner un anuncio en un periódico), mientras que las extranjeras podían, por ejemplo, patrocinar a equipos de fútbol.
Además, las compañías que operaban desde fuera de nuestro país deberán tributar de forma retroactiva (se calculan unos 175 millones en total). Las diferencias continuarán, en cambio, entre el juego 'online', que pagará un 25% de impuestos, y el tradicional, que tributará más (los bingos pagan un 50%). Todas estas empresas harán ahora juego, pero también facturas.
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