
Los Juegos Olímpicos de Londres, que comienzan hoy a las 17:00, brindarán a las casas de apuestas oficiales de todo el mundo la posibilidad de ofrecerle a sus abonados una gran variedad de competiciones y disciplinas en las que apostar.
La industria del juego espera apuestas por unos 100 millones de libras (155 millones de dólares) durante toda la competición, que se extenderá hasta el 12 de agosto.
Sin embargo, los negocios tanto on line como presenciales, no solo presentan alternativas vinculadas con los resultados, como ¿quién ganará la medalla de oro de fútbol?; ¿cuál será el orden de llegada de los 100 metros lisos?; ¿cuál será el país con más medallas de bronce?, si Usain Bolt ganará más medallas que España, o la postura más popular hasta el momento: ¿quién será el deportista británico que encenderá la llama olímpica, el símbolo de los Juegos, en la ceremonia de apertura de esta tarde? (William Hill, Ladbrokes, Stan James y Coral coinciden en que el favorito para esa tarea, con apuestas de 1-3, es el ex remador Steve Redgrave, de 50 años, el más exitoso deportista olímpico de Gran Bretaña, que obtuvo cinco medallas de oro entre 1984 y el 2000); por nombrar algunas de las posturas más lógicas, sino que también brindan la alternativa de apostar a cualquier cosa que se le ocurra a uno.
Está profundamente enraizado en la mente británica tener un poco de emoción extra en lo que respecta a los deportes. Los deportes y las apuestas van casi de la mano en este país. Tratamos de satisfacer los gustos de la gente, comenta Joe Crilly, portavoz de la tradicional casa de apuestas William Hill, que exhorta a los apostadores a llamarles para sugerir cualquier apuesta que se les pueda imaginar. Esta agencia ofrece apuestas por internet en 182 países.
Ladbrokes, otra conocida y típica casa de apuestas británica, ofrece nada menos que ¡11.000 apuestas! distintas durante los Juegos, según las declaraciones de su portavoz Jessica Bridge.
Entre la gran cantidad de posibilidades ridículas (o no) en las que se puede ganar o perder dinero, se encuentran, por ejemplo: si los Juegos Olímpicos de Londres superarán el presupuesto que tienen previsto; si un atleta británico será retratado comiéndose un Big Mac de McDonalds; si se acabarán o no los preservativos repartidos generosamente en la Villa Olímpica donde habitan los atletas; si el último encargado de portar la antorcha se tropezará mientras sube las escaleras para encender el pebetero.
Pero sin duda, la apuesta más rara de los Juegos la ofrecen los propietarios de William Hill, donde amenazan pagar 1.000 a 1 si un platillo volador aparece sobre el Estadio Olímpico durante la ceremonia inaugural del viernes.

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