La crisis económica ha convertido en desplome la incipiente decadencia que el sector de los juegos de azar comenzó a sufrir en Aragón a principios de la década pasada, según revela un informe que ayer hizo público el Departamento de Política Territorial e Interior de la DGA: cae el número de empresas que operan en el ramo y desciende el volumen de negocio global de las que siguen, lo que, como consecuencia, se ha traducido en una notable reducción de los ingresos tributarios en las arcas autonómicas por este concepto. Aunque hay excepciones, como las del bingo electrónico y las casas de apuestas deportivas, que mantienen una tendencia alcista mientras las opciones tradicionales --bingo, casino y tragaperras-- van a la baja. Eso, en una comunidad en la que hace seis años los casinos se aparecían como una panacea económica que el tiempo reveló como quimera.
En el sector aragonés del juego, no obstante, operan 204 empresas, 31 menos que en el 2007, que marcó el inicio de un sostenido descenso después de siete años de estabilidad. A esa cifra hay que añadirle 53 fabricantes de material y 25 firmas dedicadas a la distribución y la prestación de servicios técnicos.
BINGOS Uno de cada cuatro bingos --seis de 23-- ha echado la persiana en los últimos tres años, en los que su volumen de negocio ha experimentado una caída constante desde el 2005. Ese año, las salas aragonesas marcaron un récord con 203,2 millones de euros recaudados por la venta de cartones. Siete años más tarde, en el 2012, esa cifra había quedado reducida a 83,4, casi un 60% menos.
Los clientes de los tres casinos aragoneses pasaron de jugarse en las mesas 40,2 millones en el 2007 y 29,6 en el 2008 a apostar únicamente 14 el año pasado, cuando ya solo opera una sala de este tipo en la comunidad. El desplome de sus ingresos ha sido proporcionalmente mayor: de prácticamente siete millones de euros en el año anterior a la Expo a apenas dos el pasado ejercicio. Las propinas pasaron de 1,6 millones a 339.844 euros en ese mismo periodo, en el que la recaudación de sus tragaperras exclusivas pasó de superar los dos millones a no alcanzar 1,4.
La actividad de las tragaperras se ha reducido de manera paralela a la crisis de los dos anteriores tipos de locales. El parque de este tipo de aparatos en Aragón ha pasado de 9.370 máquinas en el 2007 a 7.424 el año pasado. Una de cada cinco ha dejado de funcionar. Y 1.245, una de cada seis, se encuentran en salones.
Por el contrario, otros dos componentes del sector del juego presentan tendencias alcistas. Uno es el del bingo electrónico.
ELECTRÓNICO Los 74 terminales que desde finales del 2012 funcionan en seis salas aragonesas han generado apuestas por valor de 1,3 millones de euros, aunque la ganancia que han dejado a las empresas que las explotan es reducida: 180.209 euros, tras repartir 1,17 millones en premios y destinar 36.041 al pago de impuestos.
Los aficionados a las apuestas deportivas cuentan con 128 terminales, la mayoría de ellas --107-- ubicadas en salones de juego, en las que se dejaron 6,4 millones en el 2011 y 24,6 en el 2012 para repartirse en premios, respectivamente, 5,1 y 20. Este año llevan jugados 11 millones por los que han recibido 232.157 bolsas que suman 8,3.
El desplome de la actividad en el sector de los juegos de azar ha conllevado otro, paralelo, de la recaudación tributaria de la DGA por este concepto. Las arcas autonómicas llegaron a ingresar más de 70 millones por impuestros del juego hasta el 2007, cuando empezó una caída que el año pasado --46 millones-- llegó al 37%.
Los casinos tributaron por 724.637 euros; los bingos, por 15,4 millones y las tragaperras, por 28,7. Cinco años atrás pagaron 26,6 más:2,9, 37,2 y 31,3 millones, respectivamente.
En el sector aragonés del juego, no obstante, operan 204 empresas, 31 menos que en el 2007, que marcó el inicio de un sostenido descenso después de siete años de estabilidad. A esa cifra hay que añadirle 53 fabricantes de material y 25 firmas dedicadas a la distribución y la prestación de servicios técnicos.
BINGOS Uno de cada cuatro bingos --seis de 23-- ha echado la persiana en los últimos tres años, en los que su volumen de negocio ha experimentado una caída constante desde el 2005. Ese año, las salas aragonesas marcaron un récord con 203,2 millones de euros recaudados por la venta de cartones. Siete años más tarde, en el 2012, esa cifra había quedado reducida a 83,4, casi un 60% menos.
Los clientes de los tres casinos aragoneses pasaron de jugarse en las mesas 40,2 millones en el 2007 y 29,6 en el 2008 a apostar únicamente 14 el año pasado, cuando ya solo opera una sala de este tipo en la comunidad. El desplome de sus ingresos ha sido proporcionalmente mayor: de prácticamente siete millones de euros en el año anterior a la Expo a apenas dos el pasado ejercicio. Las propinas pasaron de 1,6 millones a 339.844 euros en ese mismo periodo, en el que la recaudación de sus tragaperras exclusivas pasó de superar los dos millones a no alcanzar 1,4.
La actividad de las tragaperras se ha reducido de manera paralela a la crisis de los dos anteriores tipos de locales. El parque de este tipo de aparatos en Aragón ha pasado de 9.370 máquinas en el 2007 a 7.424 el año pasado. Una de cada cinco ha dejado de funcionar. Y 1.245, una de cada seis, se encuentran en salones.
Por el contrario, otros dos componentes del sector del juego presentan tendencias alcistas. Uno es el del bingo electrónico.
ELECTRÓNICO Los 74 terminales que desde finales del 2012 funcionan en seis salas aragonesas han generado apuestas por valor de 1,3 millones de euros, aunque la ganancia que han dejado a las empresas que las explotan es reducida: 180.209 euros, tras repartir 1,17 millones en premios y destinar 36.041 al pago de impuestos.
Los aficionados a las apuestas deportivas cuentan con 128 terminales, la mayoría de ellas --107-- ubicadas en salones de juego, en las que se dejaron 6,4 millones en el 2011 y 24,6 en el 2012 para repartirse en premios, respectivamente, 5,1 y 20. Este año llevan jugados 11 millones por los que han recibido 232.157 bolsas que suman 8,3.
El desplome de la actividad en el sector de los juegos de azar ha conllevado otro, paralelo, de la recaudación tributaria de la DGA por este concepto. Las arcas autonómicas llegaron a ingresar más de 70 millones por impuestros del juego hasta el 2007, cuando empezó una caída que el año pasado --46 millones-- llegó al 37%.
Los casinos tributaron por 724.637 euros; los bingos, por 15,4 millones y las tragaperras, por 28,7. Cinco años atrás pagaron 26,6 más:2,9, 37,2 y 31,3 millones, respectivamente.
Fuente: elperiodicodearagon.com
Vía: sectordeljuego.com

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